Quiero comentar sobre las víctimas y la interpretanción a ellos pues el día 11 de febrero donde se dio lugar a la Jornada de Mobbing y Violencia de género hubo una pregunta en el turno de palabra que puede llegar a resultar estraña pues si interpretamos a las víctimas de ese modo, seguiremos normalizando dicho conflicto.

Se comentó que las víctimas son personas que no se enfrentan a sus hostigadores. Como una especie de sumisión ante ellos que consiente dichos actos. ¡Ojo! Eso no es así. Existen muchos tipos de víctimas y muchas situaciones. Siempre se debe de considerar que cada caso es diferente al anterior y al posterior, por lo que un buen psicólogo y/o psiquiatra, no puede tratar todos los casos del mismo modo y clasificar a las víctimas de la misma manera.
Las víctimas no son culpables de esa situación y tampoco se puede afirmar que son permisivas ante tales actos. Es un error graves llegar a afirmar dicha actuación.

Pongamos un ejemplo de casos en los cuales se ilustra cómo las víctimas en su mayoría de ocasiones se enfrentan al hostigador:

CASO 1

María trabaja para un colegio y es profesora de música. Siente que la carga laboral es proporcionada a sus competencias y lo habla con el director del colegio. Éste no responde de la manera que ella esperaba y alega que es el trabajo del profesorado habitual.
El tiempo transcurre y cada vez siguen incrementándose más horas. Ya no es solo profesora de música, también lo es de gimnasia e incluso debe de estar siempre en la hora del descanso de los pequeños, vigilándoles. Las horas se suman y decide volver a reclamar ante el directo tal actuación. La respuesta vuelve a ser la misma. Es lo que hay.

Un día ante una reunión del profesora, María se enfrenta al director y a partir de ese momento, comienza un proceso de hostigamiento incontrolado. María sigue enfrentándose y reclamando sus derechos, llega a ir a comisiones y en algún momento se plantea denunciar. Nada hace cambiar al director. Comenzó el juego.

CASO 2

Juan es un trabajador muy competente que da lugar a las envidias de Andrés. En varias ocasiones tienen pequeños conflictos y deciden retirarse la palabra. Andrés comienza a hostigar, acoso y derribo. Pero Juan se enfrenta a él en un sinfín  de ocasiones, cara a cara y sin vacilaciones. Comenzó el juego de nuevo.

CONCLUSIÓN

Tal y como se observa en estos dos meros casos, las víctimas se enfrentan a sus hostigadores en múltiples ocasiones pero el juego sigue dándose. Hablo de juego pues es una de las formas menos dramáticas de poder llamar al acoso laboral.
Muchos de los casos recibidos hablan de cómo intentan luchar con todas sus energías y fuerzas ante situaciones tan graves como el hostigamiento, pero en la mayoría de los casos el enfrentarse al hostigador proporciona más fuerza a éste a seguir actuando del modo que lo hace. Por ello, cuando se afirma que uno de los métodos más factibles para acabar con el acoso laboral es enfrentarse a su hostigador, discrepo en profundidad sobre ello. La mayoría de las ocasiones aumentamos el conflicto y hacemos precisamente lo que no debemos de hacer: mostrar nuestro malestar y dolor.

Existe otras formas más seguras para las víctimas para acabar con el proceso.

Imagen: http://www.arandanilla.es/archives/date/2008/09/page/3

 

2 Respuestas para Las víctimas en el acoso laboral

Bitacoras.com | 18 febrero, 2012 | 12:44

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maria cristina | 26 febrero, 2012 | 17:36

Lo peor del mobbing, es que quienes te rodean no pueden comprenderte, piensan que exagerás, que sos vos la que no podés manejar la situación. Yo cada vez que enfrentaba al canalla de mi jefe, sabía que el ensañamiento era mayor, y que venía por el lado que más me molestaba: me negaba permiso para mis actividades académicas y no importaba que le tuviera el trabajo al día. Llegué a pensar que el trabajo en verdad no le interesaba, sólo ostentar poder para acosar a las personas ya que puedo decirte que el tema no era subjetivo o personal. El goza con acosar a quienes tiene bajo su «poder», con que tengas que pedirle permiso hasta para ir al baño

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