Como algunos conocen, estoy elaborando un proyecto sobre el acoso laboral en España. Un libro que va destinado a todas aquellas personas que padecen acoso laboral y que así mismo, estudia los componentes manifiestos y la situación en que nos encontramos los españoles en el ámbito legal sobre dicha situación.

Al mismo tiempo se le dará un protagonismo a la situación que viven miles de sudamericanos y centroamericanos, países de los cuales es más notorio el acoso e incluso situaciones que rozan el crimen.

Las víctimas y los hostigadores

Siempre hablamos del caso de las víctimas, de cómo viven dicho proceso y qué efectos secundarios padecen pero en contraposición, rara vez se suele hablar de los hostigadores de manera más profunda.

Generalmente se hace descripciones del carácter del hostigador y jamás o rara vez se le considera una víctima.

Evaluando dicha temática, he llegado a la conclusión de que el propio hostigador forma parte de un proceso de victimización.  Es víctima de sus propias inseguridades, de sus carencias y de su inexistente autoestima.
El hostigador carece de la esencia de si mismo, se siente inseguro, nulo y discriminado. Por ello necesita el poder y el control de la situación y de las personas pues mediante dicho control, nadie será testigo de las carencias de si mismo.

Generalmente cuando a un empresario o trabajador es acusado de acoso laboral y se consuma la pena (rara vez, seamos francos), no se elabora ningún plan ni ninguna terapia a ese individuo.

¿Qué sentido tiene hacer pagar a una persona una multa de “x” euros o dólares si no es consciente del problema que tiene?

Es frecuente las frases famosas de “ni se te ocurra decir que esto es acoso laboral”, “no me denuncies por acoso porque eres tú el culpable de la situación” y un largo etcétera en el cual el hostigador se desentiende de la situación, no razona y no comprende que el problema serio y grave lo tiene él.

Suena paradójico, pero la víctima a pesar de un proceso largo y tortuoso, mediante apoyo social (aunque mínimo), familiar y psicológico, es capaz de salir de un bucle creado por su hostigador. La víctima al final decide por si misma, evalúa sus necesidades y toma sus propias decisiones. El hostigador, no.

El hostigador vive inmerso en un mar de sufrimientos, de inseguridades y de carencias tal y como se ha dicho. No es consciente en parte de que todo ello nace desde su interior y controla su propia conducta. Incluso que existan sentencias favorables para la víctima, él seguirá viendo que el problema no lo tiene él, sino “el otro”.

Por ello, se debería de poner énfasis en  la raíz del problema y en vez de encaminar las leyes jurídicas ante penas económicas, deberían de orientarse en la psicoterapia del individuo hostigador porque lamentablemente, también es víctima de si mismo, pero carente de conocimiento necesario para poner solución a la conducta hostil que ejerce sobre personas de su entorno.

Imagen: http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/03/10/neurociencia/1205136908.html

2 Respuestas para La doble victimización

Bitacoras.com | 22 julio, 2011 | 9:52

Información Bitacoras.com…

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Madeline | 26 octubre, 2011 | 15:58

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