Trabajar los trastornos de la conducta alimentaria suponen un reto para muchos profesionales de la salud mental. Trastorno que se considera como cronificado pero que nos hemos amoldado a aceptarlo. La mujer lucha día tras día, se obsesiona, se deja llevar por la sociedad, sus ataduras y decide que su vida gira entorno a un físico que si más no, no le dará la felicidad. La vida pasa, se nos va y a pesar de ser seres racionales, con pensamientos que pueden llevarnos hacia un camino u otro, siempre escogemos vivir la vida mal, bajo las decisiones de un mercado que daña, que nos angustia y que se lucran. Ponemos piedras en nuestro camino y si las encontramos, caemos sobre ellas.
A continuación se expone un artículo de una adolescente de 17 años visitada en mi consulta. Quizás habría que prestar más atención en dichas palabras, reflexionarlas y sacar una conclusión clara. Una adolescente de 17 años que tiene un mundo por vivir, descubrir y amar, pero que una sociedad ha decidido que debe de obsesionarse con los patrones estéticos que han decidido para la mujer.
Reflexiones de una adolescente y el culto al cuerpo
Como adolescente de 17 años me gustaría hacer una queja a esta sociedad tan tóxica y perjudicial que tanto daño me ha hecho. Hoy en día las mujeres estamos sometidas a todo tipo de presiones, desde ser buenas madres, ser bellas hasta tener éxito en el mundo laboral. Pero bueno yo me voy a centrar en lo que diríamos que es mi mayor obsesión: el culto al cuerpo.
Es tanta la presión de ser perfectas físicamente que la encontramos en todos los ámbitos, desde los anuncios con chicas delgadas, guapísimas y altas, hasta cuando vas a la escuela y te critican por ser gorda, por no ser guapa, por no tener pechos… Esas críticas te crean un gran complejo, sabes que tienes un defecto y buscas la manera de solucionarlo. Algunas optan con operaciones estéticas y las que no tienen los recursos necesarios por hacer estrictas dietas. Yo era una niña con mucho sobrepeso y recibía muchas críticas por parte de mis compañeros de clase. Al comenzar la ESO esas críticas se incrementaron y decidí en que debía adelgazar sí o sí, pues no quería estar gorda. Me maté haciendo dieta y deporte, llegué a mis peso ideal y a pesar de todo nunca me sentí bien conmigo misma pues no llegué a tener la aprobación de los que me llamaban gorda (que era interiormente lo que yo ansiaba).
Lo “gracioso” de todo esto es que nos volvemos locas porque, a la vez te encuentras otra tipo de gente que te crítica por no tener el cuerpo tipo “Kylie Jenner” (pechos exuberantes, curvas y un gran trasero) y aquí viene el dilema como agradar a todo el mundo, pues me critican si no tengo el cuerpo tipo “modelo” pero a la vez si no tengo el cuerpo tipo “Kylie Jenner”. Lo triste de todo esto es que al final las mujeres acabamos obsesionadas con operaciones estéticas y dietas y, no llegamos a amarnos tal y como somos con nuestros defectos y virtudes. Por lo tanto nunca llegamos a ser feliz.
Desde aquí hago un llamado de ¡basta ya! Basta de exigirnos ser una cosa que nunca llegaremos, las mujeres no nacemos para ser solamente guapas. También hago un llamamiento a esas mujeres que caen en el juego de criticar el aspecto físico de otras mujeres, por favor, no nos hagamos más daño ahora más que nunca tenemos que estar unidas.