Chica de entre 25 y 30 años, diagnosticada de depresión y con diferentes ataques de ansiedad en su currículum clínico. La remiten al psicólogo pero debido a diferentes opiniones por parte de la familia acaban enviándola al psiquiatra, que este a su vez la medica con antidepresivos y ansiolíticos.
Para la familia la solución es la psiquiatría conjunto con la medicación y desvaluan el papel del psicólogo considerándolo lento e ineficaz.
La chica tiene intención de dejar la medicación pero solo parte de ella. El Prozac debe de continuar tomándolo de por vida, tal y como apunta su médico psiquiatra. El psicólogo que visita de tanto en tanto, le insiste en la eliminación de la medicación, pero ella argumenta que sus padres prefieren que pase todo su ciclo vital tomándolo pues ha sido la única forma de controlar sus estados emocionales y por supuesto, evitando los ataques de ansiedad.
La familia y los psicofármacos
Tal como podéis observar, estamos delante de un caso de ocultación de la realidad y el problema que supone a los padres el tener un hijo con depresión. Para ellos, la solución más factible es que por medio de la medicación, controlar ese «problema» que les suscitaba y que en parte, les incomodaba.
Si eres consciente que hay otros vías que pueden ayudar al estado de un hijo sin la manipulación vía fármacos… ¿Serías capaz de obviarlo?
Está claro que no es un caso común en todas las relaciones paternales con sus hijos, pero sin lugar a dudas, si existe esta relación de forma habitual, podríamos evaluar que muchas veces el problema radica en la propia familia y en la no evolución de la recuperación de una depresión que mediante otras opciones, se puede salir sin la ocultación de dicho problema y realidad.
Cuando nos avergonzamos de una depresión, trastorno (sea cual sea)… engrandecemos la ignorancia a dicha situación. Es aquí cuando comienza lo que comúnmente llamamos estigmatización (o creación de las etiquetas). Para una familia es más factible el no mostrar a la sociedad que su hija padece de depresión y que en ocasiones han tenido que vivir en primera persona sus ataques de ansiedad (y de locura, según argumentaciones de la propia familia). Si la base que crea una sociedad en su conjunto no es capaz de mostrar que no debe de ser considerado como algo de vergüenza y de desprecio, si desde esa base se conformara unos cimientos de no ocultación, ni desvalorización de las personas que viven con una depresión como es el caso de la chica, podríamos evaluar si realmente el estigma seguiría creciendo o por si el contrario, cesaría del mal uso que se da de él.
2 Respuestas para Familia y psicofármacos
Psicologos Madrid | 7 noviembre, 2012 | 13:20
Me gusta mucho este artículo y el blog en general. La recomenraré.